ALMA

19 Tus pensamientos, palabras y obras, todo ha de convertirse en beneficio de tu alma.


20 ¡Hijo!, tienes una sola alma; es preciso que la salves.


21 Si yo sintiese tanta solicitud por el bien de mi alma, como la tengo por el bien del alma de otros, estaría seguro de
salvarme. Con gusto sacrificaría todo, con tal de poder ganar el corazón de los jóvenes y ofrecérselos al Señor.


22 No pienses que vives en el mundo únicamente para divertirte, enriquecerte, comer, beber y dormir, como los
animales privados de razón; pues el fin para el que has sido creado es infinitamente superior y más sublime; esto es:
amar y servir a Dios en esta vida y salvar tu alma en la otra.


23 Tengo una alma sola: si la pierdo, ¿de qué me servirá haber vivido?.


24 La mejor obra que se puede hacer en este mundo es atraer las almas perdidas al buen sendero, a la virtud.


25 Comprenderás mejor la importancia del bien, si consideras que tu salvación eterna o tu condenación, depende
únicamente de ti.


26 Salvando tu alma, serás feliz para siempre; pero, si la pierdes, lo pierdes todo: alma, cuerpo, cielo, Dios, que es tu
supremo fin ... , y esto, por toda la eternidad.


27 Quien se preocupa mucho de su cuerpo y poco de su alma, acaba por caer en los brazos del demonio.


28 Si cooperas a salvar un alma, aseguras la tuya propia.
29 Cuando se trate de salvar un alma, no se miden las consecuencias.
30 Para salvar nuestra pobre alma, hay que estar dispuesto a todo.

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