PRUDENCIA

 

773 Sé severo contigo mismo y benévolo en juzgar a los demás.

774 Sed prudentes al juzgar.

775 Reguláos siempre, de tal manera, que en cualquier momento que llegue la muerte, os encuentre preparados.

776 No se tome ninguna resolución sin haber pedido antes consejo.

777 Cuando estéis excitados no toméis ninguna resolución.

778 No existe ninguna ventaja material que pudiera compensar un solo daño moral.

779 Los defectos ajenos hay que soportarlos, aunque fueran en nuestro perjuicio.

780 ¿Sabes lo que te hace falta para salvar tu alma?. Un poco de buena voluntad.

781 En las cosas de gran importancia, como sería la elección de estado, consultad siempre al Confesor. El Señor dice que el que lo oye, escucha la voz del mismo Dios.

782 No tengas por amigo a quien te alabe.

783 Olvida los favores hechos, pero no los recibidos.

784 Trata de aprender aquellas cosas de las cuales no tengas que arrepentirte en tu vejez.

785 El superior debe tener tres cualidades especiales: 1º. Siempre dispuesto a perdonar; 2º Parco en castigar; 3º. Pronto en olvidar.

786 Para evitar rivalidades y hostilidades debo tener el método que siempre he seguido hasta el presente: hacer sin hablar.

787 Creedme que es una gran fortuna aprender con experiencias ajenas. Tener que aprender por experiencia propia es una desgracia.

788 Las innovaciones deben introducirse poco a poco, casi insensiblemente.

789 El pasado debe ser maestro del futuro.

790 Usemos la prudencia de la serpiente tratando de salvar almas, sosteniendo inviolablemente los buenos principios, respetando y respaldando a las personas.

791 El hombre honesto, cuando no se le cree, debe guardar silencio riguroso.

792 Solamente en caso de inmoralidad deben ser inexorables los superiores. Es mejor correr el riesgo de alejar de la Casa a un inocente, que retener a un escandaloso.

793 Somos hombres y tenemos que obrar humanamente.

794 Recordad que no basta saber las cosas, sino hay que practicarlas.

795 Preocupáos de lo que el Señor podrá pensar de vosotros y no de aquello que, ya sea en bien, ya sea en mal, digan de vosotros los hombres.

796 Si queremos que prosperen nuestros intereses espirituales y materiales, hagamos primeramente prosperar los intereses de Dios... con nuestras limosnas.

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