SACRIFICIO

 

844 No es buen miembro de la Sociedad, aquél que no está dispuesto al sacrificio so pretexto de cuidar su salud.

845 Llegad al convencimiento de que la gloria de la Congregación sois vosotros, que todo está en vuestras manos. La ayuda de Dios no fallará.

846 Nuestras manos las hemos consagrado de una manera especial a Dios, por eso no estén ociosas, sino empléense en oficios que vayan dirigidos a la mayor gloria de Dios.

847 Nuestros pies están consagrados al Señor. ¡Oh, que yo entre en el vastísimo campo del bien!. Por eso, no los usemos para volver al mundo que hemos abandonado.

848 Nuestra lengua la hemos consagrado al Señor. No digamos palabras mordaces o picantes a nuestros compañeros; no respondamos al Superior, no sembremos el descontento. Ahora que la hemos consagrado al Señor, no la manchemos, sino que sea toda para cantar sus glorias.

849 No se mire a ningún interés corporal, cuando se trate de hacer el bien.

850 Se pueden esperar grandes maravillas de quien renuncia a la propia voluntad.

851 Con pequeñas mortificaciones se vencen las pequeñas insidias del demonio.

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